
El sicario esperaba entre el tráfico. No era la primera vez: ya lo había hecho —él o alguno de sus cómplices—las jornadas anteriores y sabía que cada día, sobre las siete de la mañana, Ximena Guzmán detendría su coche en aquel punto de la transitadísima calzada de Tlalpan, a la altura de la colonia Moderna, y recogería a su compañero José Muñoz. Después, ambos se dirigirían desde esos rumbos de la alcaldía Benito Juárez hasta su trabajo en la cúpula de la política capitalina, como miembros del círculo de confianza de la alcaldesa de Ciudad de México, Clara Brugada. Guzmán, como secretaria particular de la jefa de Gobierno; Muñoz, como asesor.
Fonte: https://elpais.com/mexico/2025-05-22/ni-huellas-dactilares-ni-sospechosos-ni-movil-el-rastro-borroso-de-los-sicarios-que-asesinaron-a-ximena-guzman-y-jose-munoz.html